Como ya es tradición, este 28 de noviembre algunos particulares y organizaciones instalaremos ofrendas florales en el monolito conmemorativo del centenario del arribo de los primeros colonos alemanes a la Provincia de Llanquihue, que se sitúa justo frente al Club Alemán de Puerto Montt. En ese lugar exacto, que entonces era playa, varó hace 172 años el primer bote del que descendieron estos pioneros, cuyo legado fructifica hasta hoy en este austral territorio.
El famoso tango canta que “veinte años no es nada”, pero acá ha sido mucho. Mientras en 2004 prevalecía un reconocimiento generalizado del aporte de la inmigración alemana al desarrollo de nuestro país y el bienestar de todos, se fueron incubando tesis foráneas que promueven la división social. En la cúspide del mal llamado “estallido” (que de espontáneo tuvo muy poco) vimos desfilar lienzos de “fuera los colonos alemanes”, demonizar su obra, tomarse sus campos y vandalizar sus construcciones.
Si bien la cordura pareciera haber regresado, al menos parcialmente, seguimos durmiendo con un ojo abierto: ahora estamos conscientes de estar en una zona de conflicto, de que el anhelado progreso puede detenerse y de que el bienestar puede acabarse. Pero desde el cielo, el suelo y la sangre montan guardia nuestros ancestros que cruzaron el océano en tiempos desventurados, sufrieron mil penurias en su nueva Patria y se levantaron una y otra vez, cada vez con más fuerza.
Y no seremos menos que ellos, pues nos corresponde seguir siendo “chilenos honrados y laboriosos como el que más lo fuere” y defender a nuestro país “contra toda opresión extranjera”, como juró Anwandter. Así, con esa misma determinación que nos legaron nuestros antepasados, seguimos mirando al futuro, dispuestos a honrar su memoria construyendo un Chile más fuerte y unido.
René Fuchslocher Raddatz, delegado de AAESA en Chile
Artículo publicado en: https://www.eha.cl/noticia/opinion/centenario-del-arribo-de-los-primeros-colonos-alemanes-a-la-provincia#